El ladrón se había dado cuenta de que el dinero estaba disimulado en un libro de la biblioteca. ¡Pero había tantos!
Comenzó con los más altos y le fue ganando la gana de leer y la ansiedad de adivinar.
La casa era una casa de campo y estaba abandonada. Tenía tiempo para sus pesquisas.
Se adentró en las páginas escritas por los que prefieren escribir a robar y gastan en esos sus largas noches.
Él notaba que la realidad resultaba así más robada que por él mismo.
Hubo un momento en que sin haber encontrado los billetes estaba ya en los libros de las estanterías bajas, y entonces se sintió tan preparado que hizo unas oposiciones.
Incluido en: Los muertos y las muertas \\ Ramón Gómez de la Serna \\ Espasa Calpe \\ España \\ 1961