Que nos defina la pasión. Que nos diga qué hacer.
Este amor, este deseo, esta atracción muscular por la libertad. Este entusiasmo por navegar y descubrir. Esta vida.
Este ímpetu, esta energía, esta seducción, este insolente poder. Esta lucha magnífica, reyerta de dioses. Este placer de botar y construir. Esta vocación, este delicioso oficio, vivificante, alado, eléctrico…
Esta locura por los libros, por la cultura…
¡Esta llamarada escarbando el cielo!
Y esta exigencia por hacer la cosas bien. Funcionalidad y coherencia. Reinado de detalles, itinerarios, fascinantes engranajes.
Esta manera ardiente de encontrar conexiones, puentes, encuentros. Esta ternura. Este romance. Esta provocación. Esta mirada. Este caos.
Esta palabra incesante, persistente, vehemente, renovada. Este corazón latiendo entre nosotros.
Esta lealtad hacia lo vivo, lo sintiente, lo dinámico. Hacia lo creativo, lo curioso, lo visionario. Hacia lo auténtico.
Esto abierto; esto hondo; esto íntimo. Esta sed innumerable. Esta devoción. Este asombro. Este viaje. Esta nunca–inercia. Esta duda. Este saber, semilla infinita.
Tenemos una autoridad, un compromiso, un respeto, es la pasión.
En la pasión, como en una puerta, confiamos.