Por: José Luis Perdomo Orellana

 

En la sabia Biblioteca Central de la Universidad de San Carlos, entre las casi 3 mil obras de la Sección Guatemala hay dos de Tito Bassi: De Antiquae Insubrum a Coactemalan y El molino del oso.

Además de éstas, SOPHOS tiene a la venta Mala vida y Gavilán Blues, entre otros títulos de Bassi que, desde su primera obra escribe “para quienes abandonan los libros a la mitad por su complicación intrínseca, un poco clasista, dirigida a gente estudiada o intelectual”.

¿Cansados de tantos libros en los que lo único que se entiende es el nombre del autor y muchas veces ni éste?

Con y sin cansancio, es la hora de buscar la compañía de los Libros Vivos de Tito Bassi (Vivos a la manera de Stephen Vizinczey), sobre todo del más reciente, festivo desde el título: Livingston forever, que Bassi presentará con Valeria Cerezo y Rodolfo Arévalo en SOPHOS este jueves 22 de febrero a las siete de la noche.

Lo saben en la Biblioteca Central de la Universidad de San Carlos. Lo saben en SOPHOS. También lo saben en Sevilla, España, desde donde Jaime Galbarro García les reitera:

“[Tito Bassi es] un excelente observador (…), un hombre de acción que supo hacerse a sí mismo, que descendió de las nevadas cumbres de los Alpes a la indómita selva guatemalteca, que habló italiano y alemán, pero acabó escribiendo en la lengua castellana como nacido en Coactemalan, y que pese a percances, desaciertos, no abandona una cálida y gozosa mirada sobre el tiempo que ha vivido”.  

“TOPADOS O MEDIOCRES SON TODOS, SUIZOS Y NO SUIZOS”

Desde El estuario…

José Luis Perdomo Orellana:

Dice Jaime Galbarro García, su prologuista español, desde Sevilla en 2016, “no hay mejor lugar para rememorar que el estuario, allí donde las aguas, que ya discurren tranquilas y sosegadas, arrastran el sedimento de una intensa y prolija vida”. ¿Está usted de acuerdo con que no hay mejor sitio para trasladar la memoria a la escritura? ¿Acepta los adjetivos “intenso” y “prolijo” en relación con su vida?

Tito Bassi:

Los acepto porque en mi vida, fui observando y convenciéndome cada vez más que efectivamente así fue.  En parte se me concedió quizás por el destino y en parte, porque siempre actué  para  que así  fuera.  Grababa en la mente lo interesante a futuro y practicaba o vivía lo posible y adecuado para el momento.

JP:

Añade Galbarro García que uno de los adagios de su padre sigue rezando “Confiar es bueno, pero desconfiar es mejor”. ¿Cuáles otros refranes (proverbios, máximas, sentencias, dichos, aforismos) de su padre ferrocarrilero le siguen acompañando, maestro Bassi?

TB:

“Cada cosa en su lugar”, añorar cosas de adulto sin agotar las de menor inquieto pero sensato en su momento, es no cumplir una etapa y casi como vivir menos.Si un mediocre molestaba  “Dejalo estar  en su caldo”, decía  mi padre.

JP:

Aprovechando el viaje de la pregunta anterior, ¿todavía viajó usted en aquellos legendarios trenes de Fegua (ex IRCA) que los taimados dueños de camionetas y tráilers redujeron a un museo situado en una orinada plasta de cemento hoy pomposamente llamada “Plaza Barrios”?

TB:

Sí, mi padre cuando vino a Guatemala, con más de 80 años también. Imperdonable la pérdida de IRCA  y turísticamente además, el trayecto espectacular  Guate/San Salvador.

JP:

Por su parte, Arturo Monterroso, su prologuista guatemalteco, dijo el 30 de agosto de 2012 que sus memorias se leen como “una novela o como una colección de cuentos”. Habida cuenta de que usted ya había publicado las novelas El molino del oso, Mala vida y Gavilán Blues (que, por cierto, suena a disco de Enrique Bunbury) y que nunca ha publicado un cuento, ¿acepta que sus memorias sean leídas como novelas y como cuentos?

TB:

Trato de capturar con mis escritos al lector a sabiendas que mis vivencias son para muchos atractivas. De allí si lo logro, dejo que cada quien haga la vivisección de los temas y le dé credibilidad real o fantasiosa.

JP:

Agrega el maestro Monterroso que usted, de niño, vio pasar “el tren que lleva el oro del general Perón. Es un tesoro que el presidente argentino les envía a los Gnomos de Zurich (los banqueros suizos) para que se lo guarden sus bóvedas”. Hace unas décadas, Jean Ziegler publicó Suiza lava más blanco y a muchos lectores les pareció una exageración. Por lo visto, Ziegler no exageraba nada y, sí, “Suiza lava más blanco” dinero de militares argentinos y de otros personajes de la farándula latinoamericana. ¿Qué opinión le merece el libro de Ziegler?

TB:

Exagerado en unos y aproximado en otros aspectos, siento sin sonrojarme que modestamente yo viví y tuve mejores contactos “en el cerebro del monstruo” que él.  ¿Por qué lo digo?  Porque es obvio que si  supiera lo que yo sé, no lo podría callar.  En el ámbito del lavado de dinero es un aficionado. Desde siempre quien ha manejado más volumen y lavado más ha sido “La pérfida Albion”  como diría Marroquín Rojas.  Con respecto a Perón así se murmuró entonces, a mí no me consta, sólo vi pasar el supuesto tren especial.

JP:

En su “Nota del autor”, usted extiende sus “mejores deseos para Guatemala —el país que me acogió y que, al igual que Tesino, está lleno de maravillas—, para que pueda finalmente alcanzar la justicia, la paz y la tranquilidad para todos”. Por lo que se ve, entre las maravillas guatemaltecas aún no pueden incluirse la justicia, la paz y la tranquilidad colectiva. ¿O usted las incluiría?

TB:

Estamos en un punto crucial, depende si los chapines quieren o no… ¡Mucha apatía!… Muchas inexactitudes históricas de ambos lados, ahora que se habla de buenos y malos.

JP:

Rememora usted que en el mundo de ayer había “muy poco tiempo para la haraganería y los entretenimientos fútiles”. ¿Cómo ve el mundo de hoy?

TB:

El mismo mico con diferente montera.

JP:

En la página capicúa 212, cuenta usted que “con la experiencia” fue “deslizando” sus “ideas hacia el centro” y que, a esas alturas, “sabía que la verdad casi siempre se encuentra en el medio”. A estas alturas, ¿continúan sus ideas en el centro y la verdad en el medio?

TB:

Mis ideas creo que si. La verdad depende, tristemente. Donde nací, por ejemplo, si uno pasa en rojo o choca por atrás un vehículo se baja y admite el error y paga, sin que nadie ponga su “mano en la consciencia”. Aquí, todavía por eso se discute.   Yo acabo de ganar un juicio en la CC después de más de 15 años. ¡¿Cree usted que es una victoria?!  A su pregunta de si la verdad sigue en el medio…  Siempre que se pueda, hay que evaluar claramente los factores sin arriesgar el pellejo

JP:

Las últimas líneas de El estuario de la memoria concluyen en la página 499 y dicen: “¡Para los héroes de corte antiguo, defensores de grandes principios, ya no quedaba espacio ni en Insubria!”. ¿Es que alguna vez hubo, en este mundo, espacio para tales héroes?

TB:

Sí, proporcionalmente a los propios escenarios. Guatemala tuvo los suyos.

Desde Livingston

JP:

¿De dónde le viene tanto cariño por este pueblo que millones de guatemaltecos no conocen ni de oídas, pero al que usted, de entrada, califica de “especial” y “entrañable”?

TB:

De haber nacido en un ambiente sin prejuicio raciales y de haber podido compartir tiempo y amistad con los livingsteños.

JP:

¿Son tan “topados” los suizos, como se dice en la página 84?

TB:

Topados o mediocres son todos, suizos y no suizos, a la medida de las reglas del juego y las exigencias del  ambiente que los ve nacer y conforme la sociedad los apoya o los perjudica.

JP:

Como se dice en la página 125, ¿está de acuerdo en que “follar” en el piso equivale a desperdiciar la cama?

TB:

No en absoluto, comparto lo dicho por la señora en su ambiente y espontaneidad.  Si me tocara opinar en relación a la delicadeza de la “princesa de la arveja”, no despreciaría la cama lujosa. He allí el dicho: “Cada cosa en su lugar”.

JP:

En la primera solapa de su novela Mala vida, aparece usted afablemente acompañado por un chuchito. Pero en la página 155 de Livingston forever describe su cercanía ¡con jaguares! ¿Esta cercanía —tanto con los jaguares como con el chuchito— era una especie de entrenamiento intensivo para después lidiar con el matrimonio y sobrevivir para contarlo?

TB:

El chuchito no era mío, simpático pero no mío.  Yo amo y respeto todos los animales pero, los chuchitos no son para mí. Este fue involuntariamente símbolo de una experiencia deleznable y  penosa.

JP:

¿Es cierto que “el secreto” para mantenerse “pollón” reside en consumir “huevos de parlama en el desayuno y, todos los viernes, un buen ceviche de mariscos, pero con cebolla de la morada”?

TB:

Mantenerse “pollón”  depende del número de la lotería que cada uno llevamos en la bolsa.

JP:

¿Quisiera “abundar” en esta aseveración que aparece en la página 189: “El sentido de dominio selectivo generalizado en la clase alta predominaba así por así como el derecho de pernada en la era colonial”?

TB:

Con alevosía y ventaja ciertos derechos existían y permanecen vigentes en ciertos aspectos e inciertos ambientes.  Específicamente, en relación a la pernada, hoy por estupidez o hambre se concede sin necesidad de un derecho superior.

JP:

En la página 221 hay un diálogo calificado de “picardía barata” que dice: “—Mi general, para quedar bien aquí, en este pueblo, en su mensaje político ofrezca de todo, menos trabajo”. Más que “picardía barata”, ¿no hay en esa indicación una alta dosis de sentido común?

TB:

Pues, mire, en países donde Maquiavelo es menú principal en lugar de sazonador o especia, todo se vuelve sentido común.

JP:

¿Qué puede haber de “romanticismo” en un “presidente tropical” (como se dice en la página 266), si a lo que se dedican, con y sin uniforme, es a corromper, corromperse y dar vergüenza ajena?

 

TB:

Mientras en aquellos tiempo no fuera el país de uno, mientras los países pobres no se visitaban ni se publicitaban las desgracias, romanticismo era desde el ventilador habano,  las chicas provocativas, las guacamayas , la música, etcétera.

JP:

En la página 325 aparece un zacapaneco que asegura: “Haciendo favores, uno se jode”. En libros escritos por autores cubanos y mexicanos, la frase tiene esta variante: “No tengo enemigos, pues jamás he cometido el error de hacerle un favor a alguien”. ¿Qué opinión tiene de los favores dados y recibidos?

TB:

Desde el momento que se hacen uno tiene que saber lo que puede esperar.    Puede ser que a veces uno por persignarse se aruña.

JP:

En las 379 páginas de sus memorias livingstonianas, aparece por lo menos dos veces la francmasonería (usualmente llamada “masonería”). ¿Perteneció a alguna logia en Suiza? Si es que aún hay alguno, ¿asiste a un templo masónico en Guatemala? En general, ¿qué opinión tiene de los masones, una de cuyas consignas era o es “ser de buenas costumbres y estar al servicio de la humanidad”?

TB:

Siempre me fascinó por los personajes representativos en mi patria y los misterios que representaba.  Una vez más hice añicos todo explorando Guatemala. Conocí un masón sindicalista del SAMPF que querían matar y tuvo que exilarse, un presidente militar y masón que no lo pudo ayudar, un presidente del Congreso grado 33 que me consiguió una cita con Somoza, también grado 33.   Un industrial napolitano millonario analfabeto y grado 33.