Iba yo a reunirme este octubre pasado con mi esposa en Paris para pasar allí unos dìas (cortos). Antes de París, estando en Madrid para asistir a la LIBER de este año, me metí a la librería Antonio Machado. Una librería, por cierto, como las que me gustan, para el lector que va a buscar, no a encontrar. Aunque no entré con esa intención, ya traía yo la cosita de que quería una “guía-off” (como le llamarían los gringos) de París. Es decir, una guía que evite los “lugares comunes” tanto en sentido literal como figurado. Una guía para los turistas que queremos evitar ser llamados por nuestro nombre. Para ser más indulgentes, una guía para los que queremos pasar inadvertidos y, ojala, pasar por locales.
Dice el dicho que el que busca encuentra. No dice, el que quiere encontrar, encuentra. Y no lo dice primero porque se oye mal, y segundo porque la recompensa es para quien sabe disfrutar el proceso, no sólo el hallazgo.
Se adivina ya que me topé con algo fenomenal. Se trata de uno de los 5 títulos de la nueva colección Cosmópolis de la editorial Pre-Textos. El libro se llama Paris, de Julien Green, cuyas primeras líneas dicen (vean este maravilloso azar): “Muchas veces he soñado con escribir sobre París un libro que fuese como un largo paseo sin objetivo, uno de esos paseos en los que uno no encuentra nada de lo que busca, sino buen número de cosas que no buscaba”.
Repito que no entré a la librería buscando este libro, ni mucho menos. De hecho, creo recordar que entré porque ví, traducido al español, un libro que por esos días leía en inglés: 1776, de David McCullough. Y salí con París (precisamente el París que yo quería, y no otro) bajo el brazo, y contento como un chiriz que sale cargado de la juguetería.
Ya regresaré sobre este libro, fabuloso y oportuno. En tono de moraleja cierro esta entrada citando lo que continúa diciendo Julien Green líneas más abajo: “En efecto, la ciudad sonríe sólo a quienes se le arriman y curiosean por sus calles. A ellos les habla en un lenguaje tranquilizador y familiar”. Creo que pueden encontrarse muchos sustitutos a la palabra “ciudad”.