SCHEREZADE
De qué sirven las palabras, ves, es tan fácil escribir. Basta con un estilo, un estilo sencillo, cómodo, corriente. Basta con vencer algunas dificultades, inventar algunas agudezas, decir que la vida es más o menos algo verosímil o inverosímil según la conveniencia.
Dejar de poner palabras es una opción siempre y cuando se pueda resistir la vida sin hacerlo. Si se llega a apostar la vida por escribir.
No hay que matar a un hombre para matar sus palabras, hay que matar sus palabras y no quedará nada del hombre.
Me pregunto qué pueden saber ellos de lo que cuesta ponerse de pie, escribir algo, aunque sea una hoja estúpida y romántica como ésta. Nadie entiende que detrás de las palabras hay un éxodo, detrás de la huella borrosa de un lápiz una respiración se suspende.
Es fácil escribir para un hombre libre, pero no lo es para un esclavo. Para un esclavo escribir es la forma de alargar su vida.
Scherezade, en esos mil y un plazos de ficción y realidad, contaba cuentos para sobrevivir una noche cada noche. Aplazar la muerte es uno de tantos motivos para contar una historia.
Qué puede saber el lector de estas líneas acerca de la esperanza que pones al terminar una hoja, un párrafo o una línea.
¿Para qué te sirven las palabras sino es para borrarte detrás de ellas?
«Es fácil escribir para un hombre libre, pero no lo es para un esclavo.»…
Escribir para mi es la forma en que libero todo aquello por lo que me siento encadenado… en donde un mundo es creado en donde yo decido donde inicia y donde acaba….
«¿Para qué te sirven las palabras sino es para borrarte detrás de ellas?»
Puede que también te sirvan como cordel, como linéa de pesca, para sacar un pez horrible del fondo de tu alma y luego tomarte fotos a su lado y sonreir, aunque sea por dos segundos, mientras olvidas (por dos segundos) que en una fría casa de campo una escopeta vieja espera paciente tu retorno.