PIENSO LUEGO INSISTO
Sentado y con un leve dolor de cabeza, tomo un jugo de naranja (o que sabe a naranja al menos) y trato de leer un poco.
Estoy con “Réquiem” de Tabucchi. Su lectura es plácida y llena de sensaciones. Tampoco es un libro maravilloso. Recién dejé a un lado el periódico, una guía turística del crimen y la corrupción que francamente me tiene cansado.
A veces me aíslo. Aún dentro de mí mismo me siento lejano. Lejano de mi conciencia, de esa percepción exterior.
Las imágenes, las palabras. Cansa. Y de pensar ni se hable. Pensar todo el día. Abrir la boca y opinar como si uno ladrara.
Pienso luego insisto.
Ahora mismo, mientras escribo, ya estoy planeando otra cosa, no me detengo. No hay tiempo para esperar, voy de prisa.