Y el hombre creó a los dioses (Los orígenes evolutivos del pensamiento religioso), de Pascal Boyer, es, a decir de Tooby & Cosmides, el «primer clásico de la antropología del siglo XXI». Una mirada penetrante, atrevida y sistemática que el antropólogo asoma sobre el pensamiento religioso.
En el sentido inverso e igualmente transgresor, La creación de lo sagrado (La huella de la biología en las religiones antiguas), de Walter Burkert, historiador de la religión que usa acá el lente del biólogo evolucionista, bien podría ser otro de aquellos (tan escasos) libros que consigue borrar parcialmente la frontera artificial y políticamente cargada del conflicto naturaleza/cultura.
Hoy, que tanto la naturaleza como la teología van tomando un matiz nostálgico, hay nuevos incentivos para remontarnos más atrás en la historia para llevar a cabo una investigación que empiece por las formas de religión más antiguas de las que tenemos algún dato.
Su mérito es tanto más grande que se trata esta vez de un profesional de las ciencias humanas quien se acerca a su propia disciplina desde una perspectiva biológica. Cosa inusual en sí, y por demás provocadora…
El resultado es un libro erudito y estimulante que reúne lo mejor de las «dos culturas», para regocijo póstumo de C.P. Snow.